Hagamos un poco de historia. Como muchos alburquerqueños bien recordarán, hace ya diez años se realizaron unas controvertidas obras en el “Recinto de los Portugueses”, donde se pretendía “restaurarlo” dejando al descubierto hormigón blanco.
En aquel momento prácticamente la totalidad del pueblo se puso en contra de unas obras que supondrían un grave impacto visual para el castillo, por mucho que los promotores del proyecto dijeran que “los monumentos no se han de quedar estancados en el tiempo” y de que “hay que diferenciar claramente lo nuevo de lo antiguo”. Pero la gente no entendió entonces tales argumentos, quizás porque, como comentó el arquitecto que realizó tales obras en la “charla informativa para defender e “informar” sobre la hospedería, “no ven más allá de sus narices”, refiriéndose a los que no comprenden el diálogo entre lo contemporáneo y lo antiguo.
Es lógico que frente al proyecto de hospedería, donde el impacto visual es infinitamente mayor, no haya la unanimidad que hubo frente a las obras del Recinto de los Portugueses. Esto es debido a que el proyecto de hospedería viene acompañado de la palabra “progreso” y de “30 puestos de trabajo directos”. Queda ya poco que decir respecto a esos argumentos. Pero ya que estamos recordando el pasado, podemos hacer memoria de cuántas veces se han hecho promesas que al final se han quedado en el olvido o no eran lo que se prometía. Sin querer entrar en casos más directos podemos recordar que la Junta de Extremadura, para justificar una empresa tan contaminante como la cementera de Alconera, prometió 1500 puestos de trabajo directos. Tras realizarse la cementera, no hay más de 150 personas trabajando en ella.
De lo sucedido hace diez años se pueden sacar dos importantes conclusiones:
Que cuando una administración opta por escuchar al pueblo y por promover el diálogo y la información generalmente se obtienen mejores resultados que cuando la opción es el “ordeno y mando” y la confrontación contra los que se oponen.
Y, lo más importante, que los ciudadanos tienen el deber y la oportunidad de protestar contra lo que consideran injusto o negativo.
Incluimos a continuación un extracto de un artículo publicado en el hoy sobre la restaruración de Recinto de los Portugueses.
Denuncian las obras que se hacen en el entorno del castillo de Luna
Critican el uso de hormigón blanco en la fortificación de los Portugueses
La Comisión Local de Patrimonio ha denunciado ante el Ayuntamiento de Alburquerque las obras que se están ejecutando en el entorno de Castillo de Luna, concretamente en el Recinto o Fortificación de los Portugueses, baluartes construidos por éstos durante su ocupación de la plaza, entre 1705 y 1716.
Critican el impacto visual que provoca la instalación de una especie de hormigón blanco, junto a los lienzos de muralla que se están consolidando o reponiendo.
Los miembros de la citada comisión quieren quedar claro que las obras, dependientes de la Consejería de Cultura y Patrimonio y ejecutadas con un presupuesto de 78 millones de pesetas, tiene partes muy bien terminadas como es la consolidación de muñones de muralla con piedra vista, pero piensan que el utilizar el hormigón blanco, además del impacto visual provocado en el entorno rocoso, es una aberración histórica en cuanto al tipo de material utilizado y aparece como un auténtico “pegote” visto desde cualquier punto elevado de la localidad.
La Comisión Local de patrimonio solicita una rectificación del proyecto de la obra, de manera que las zonas de hormigón blanco sean cubiertas por piedra vista. El edil del grupo independiente gobernante, Felipe Rosillo, pidió una reunión urgente de la Comisión de Obras y Servicios, en la que se decidió contactar con la Consejería de Cultura y Patrimonio, desde la que se desplazarán técnicos el próximo lunes a Alburquerque para explicar a las asociaciones de vecinos el contenido de las obras y escuchar las opiniones del pueblo.
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