lunes, 16 de julio de 2007

Apoyo incondicional de Edward Cooper



El castillo de Luna cuenta entre sus filas con otro luchador para evitar su conversión en hospedería y su completa desvirtuación. Se trata de Edward Cooper, profesor de la Guildhall University(Reino Unido), autoridad mundial en castillos. Es autor del renombrado libro "Castillos señoriales de la Corona de Castilla".

Reproducimos a continuación la carta enviada a nuestra asociación por E. Cooper. Para aquellos afines a las tácticas del senador McCarthy, es decir, que buscan desprestigiar a la(s) persona(s) cuando no tienen capacidad para contrarrestar los argumentos aportados, desde aquí les facilitamos su investigación, manteniendo la dirección postal.




20 Forty Avenue, Wembley Park, Middlesex HA9 8JP

2 de julio de 2007

Estimado D. Cándido:

contesto a su carta del 25 de junio con las lamentables noticias sobre el castillo. Le advierto que no soy una persona de influencia ni política ni económica. Además, dentro de unos meses tengo que jubilarme definitivamente por haber llegado a la edad correspondiente. Procedo a exponer lo que se me ocurre decir, partiendo del recorte de Hoy del 21 de junio, que resume las medidas hasta ahora tomadas. La perspectiva de Wembley Park no me permite ofrecer soluciones más esperanzadoras, solamente unos posibles mejoras o planes «B».

Como Vds. han reconocido al contactar con los diversos cuerpos oficiales mencionados, el asunto no se va a resolver a nivel regional. Tengo la impresión de que ICOMOS solo se mueve cuando se peligra un monumento inscrito en el mismo. Tampoco tiene medios para superar las autoridades nacionales. En cuanto a lo que dice el profesor Navascués, yo estaba en las Jornadas a que, creo, el se refiere, en Baños de la Encina (Jaén), a finales de septiembre del año pasado, por invitación del Instituto de Patrimonio Histórico Español. No estaba él, y la atención prestada a la cuestión hotelera fue mínima. Es decir, dudo de su eficacia. Tampoco sé qué relación tiene el profesor Navascués con el Director del Instituto de Patrimonio Histórico Español, a quien hay que advertir urgentemente del asunto, si no se ha hecho ya: Ilmo. Sr. D. Álvaro Martínez-Novillo, Instituto de……, C. el Greco s/n., 28040 Ciudad Universitaria, Madrid.

Otra cuestión es la de APAMEX. Facilitar acceso a discapacitados no es lo mismo como construir un hotel de cuatro estrellas. Parece que se está utilizando sus normas como chantaje. El Sr. Alcalde dice que si no se les obedece, el castillo ha de quedar “única y exclusivamente como monumento”. ¡Pero, ideal! ¿Quien discrepa de eso? De todas maneras, y sé lo intransigentes que son los portavoces de los minusválidos, me dudo de que quieren desvirtuar todos los monumentos de difícil acceso en Europa. Sugiero les pida cualesquier documentos de discusión sobre accesibilidad de monumentos históricos que hayan confeccionado. Si fuera posible, convertirles en aliados sería una buena estrategia.

En cuanto al resto de la política a seguir sobre el terreno, hay que reconocer que el proyecto del castillo de Alburquerque supone realmente dos problemas distintos, prácticamente sin conexión:

1) La legalidad de la propuesta de conversión. La Junta de Extremadura se concierne exclusivamente con esto, me figuro. Cuantas más autoridades tengan Vds. de su lado, ellos harán lo mismo. Si se ataca el proyecto, irán modificándolo hasta que cumpla la ley, sin que el resultado sea de alguna manera aceptable a Vds. Esto sería un desastre. En cuanto a la composición de la Comisión Provincial del Patrimonio Histórico de la Junta de Extremadura, me pregunto a qué sirve Luis Plá. En teoría, debe ser el principal aliado de Vds. en ese foro. Además, es muy buena persona. Pero, no dudando de su indiscutible honestidad, sé que no es ningún experto, aparte de que, ahora, ha de ser muy mayor. De todas maneras, en la reunión del 30 de enero de este año, no aparece siquiera (sin que se justifique su ausencia), con lo cual parece que queda tan solo un integrante de quien se puede decir que es poco probable que tenga un interés creado en, o que sea totalmente indiferente a, que se apruebe finalmente el proyecto del hotel (el arqueólogo, me supongo). Recomendación: que se procure una representación adecuada en esa Comisión. Procediendo a Documento 1 (de su envío - es anexo no 1): prevendría contra la falsa erudición, como la cita gratuita de Vitruvio, y la referencia a alguna obra mía del año 1958 (yo tenía entonces 16 años, y me faltaban 5 más para salir siquiera por primera vez de mi patria). Me deja anonadado el presupuesto citado del proyecto: yo pensaba que el fallo económico de la iniciativa estatal de los Paradores Nacionales en un sector predominantemente privado ya quedó demostrado. ¿Si no me he confundido, que es esto?

2) El concepto de despilfarro del patrimonio. Creo que en esto los promotores del proyecto de hotel tienen poca defensa. Pero hace falta que alguna institución superior escuche y responda, pues la ley por sí sola no sirve. Le propongo unas ampliaciones del argumento:

i) Hago eco a las frases citadas de Aurelio Sainz. La lógica es impecable. Además el aspecto económico. Tiene que haber unos cuantos edificios pintorescos en el casco urbano que se presten a conversión en hoteles con un mínimo de problemas (sospecho que no existe una estadística sobre el número de turistas frustrados que querían ir a Alburquerque y no han podido por falta de alojamiento de lujo).

ii) Pero los turistas no son el único factor. Cualquier monumento tiene un potencial educativo, cuyo puesto en valor es urgente, teniendo en cuenta la agobiante incultura actual de los jóvenes. Hay que insistir constantemente en que el monumento es un documento. No es un lucro rentable. Su valor docente, por lo tanto, es primordial. Aparte de los elementos que se destruyeran en las reformas, le puedo asegurar de mi experiencia personal que, al convertirse un edificio histórico en hotel, se niega al estudioso del mismo cualquier acceso para siempre jamas.

Aplicar en contra de las conversiones hosteleras el argumento de la consecuente desvirtuación arqueológica no es, sin embargo, libre de impedimentos. En el caso del castillo de Alburquerque, lo que le hace susceptible del destino amenazado es, precisamente, la restauración franquista, que le quitó en gran parte el valor estrictamente arqueológico. Sin embargo, si Vds. tienen recursos y conocimientos, creo que deben intentar confeccionar al menos una defensa arqueológica contra el proyecto, pues pesara con los instituciones nacionales e internacionales. Puede ser útil, incluso, levantar un proyecto de eliminación de todas las estructuras franquistas en el castillo, sin más, para que se vea el mérito de una pristinación del monumento. En estas iniciativas podría ayudar la Univ. de Extremadura.

Si no peca de impertinencia, recomendaría que se incorporen rápidamente a la «plataforma» a unos cuantos jóvenes, y una representación femenina (si no los hay). Así será mas difícil que el Sr. alcalde les pinte de bando, aparte de la imagen pública en general.

Envió a Pablo Bozas de Anaya, Plaza San Francisco 5, Alburquerque, 06510 Badajoz el plan de conservación de monumentos de 2004 a 2012 de la Junta de Castilla y León, que les puede servir de látigo para castigar a los de la Comisión Provincial si no se muestran complacientes. No contiene ningún proyecto de conversión de castillo histórico en hotel de lujo y yo, a base de lo que Vds. me han descubierto, desafiaría a la Junta de Extremadura a enseñarme un programa suyo comparable.

Le adjunto en un archivo una fotografía mía sacada en 1966, que pone en manifiesto la incomparable silueta del castillo de entonces. Es esto lo que llega el forastero a Alburquerque para contemplar, y no un hotel de lujo. Cualquier alteración de este noble perfil es un crimen cultural.

Atentamente,

Cooper, “de los castillos”

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